miércoles, 9 de julio de 2014

                                             MAMA,  QUE MIEDO


O te compro una casa... o te visto de negro,  le decía El Cordobés a su hermana de ficción en la película “Aprendiendo a morir” en la que  interpretándose  a si mismo, parafraseaba  a otro conocido  torero:  El Espartero, que decía   que  más cornadas daba el hambre.
La palabra miedo es una de las que mas sinónimos tiene de la  lengua castellana. Tal vez sea porque no nos atrevamos a mirarle a la cara y  teniendo miedo de llamar miedo al miedo,  nos inventamos distintos nombres para referirnos a la bicha.
¿Pero a que le tenemos tanto miedo los españoles?. Como decía El Espartero, puede que sea  al hambre. Desde la prehistoria, hasta bien entrado los años cincuenta, los españoles hemos pasado hambre y llevamos impregnados en la piel  el  miedo ancestral a volver a pasarlo. Como diría Paco  Carretero en su hermosa canción:  somos hijos del hambre,  o prisioneros de ella. El hambre desayuna miedo.
La diferencia entre una manifestación y una revolución está en la nevera. Cuando la nevera está llena la gente hace manifestaciones, cuando está vacía la gente hace revoluciones.
Dicen, que en democracia, el nivel de felicidad  de las personas se mide en el grado de protestas de éstas. A mayor satisfacción menos protestas, lo que me lleva a pensar que Talayuela debe ser de los pueblos más felices de la tierra, por que aquí no protesta ni Dios. Es, por tanto, que debo aprovechar para felicitar a los representantes políticos de mi pueblo,  al tiempo que les animo a  exportar el modelo al resto del Estado. O ¿es que el miedo cuida la viña? En cualquier caso los dirigentes pueden estar tranquilos,  como dijo Napoleón:  “Sobre todo no tengáis miedo del pueblo ¡ Él es más conservador que vosotros!”.
Había en el Ayuntamiento de Jaraiz de la Vera un concejal de la oposición que se dormía en los plenos y que cuando despertaba decía: No se que estáis tratando pero me opongo.
Yo quiero ser como el concejal de Jaraíz;  no se de que protestar pero protesto, aunque solo sea por el placer de hacerlo o por el derecho, vaya usted a saber. O sencillamente porque yo también tenga miedo y esto sea una forma de distraerle.
El otro día conversé largamente con un joven del pueblo. No tenía trabajo, ni ayudas, ni dinero, pero seguía teniendo miedo, bueno lo disimulaba diciendo que los que tenían miedo eran los otros, - y yo solo no voy a montarla ¿no Luis?
Decía James Howell  que un hombre hambriento es un hombre enojado.
-         Pues no parece aplicable el cuento.
Claro que si me paro ante la nevera y me pregunto si tengo hambre,  es que no la tengo.
-         Bien sabe usted que de los cobarde nunca se ha escrito nada.
-         Bien sabe usted que normalmente uno no escribe sobre si mismo.
Más como decía Ludwig Börne: El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo.
Al hambre del hombre no le detienen ni los océanos, ni las alambradas, ni siquiera la razón, al hombre y al hambre solo le detienen el miedo.
¿Y tu de que tienes miedo?



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